LA ELEGANCIA DE LA DIAGONAL

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DM ¡ 18.10.2021 ¡ 00:14

https://www.diariodemallorca.es/opinion/2021/10/18/elegancia-diagonal-58470136.html

                     

Hace unos días hice referencia a una sesión fotográfica, considerada icónica, que da vida a cinco minutos deliciosos en la película ‘Blowup’, de Antonioni. Quiero ahora aportar una experiencia personal, en ese campo, que para mi fue muy curiosa. Confirma la incógnita con que se inicia siempre una sesión de este tipo, en la que debe asociarse la profesionalidad de dos personalidades diferentes, modelo y fotógrafo, cada una de ellas ejerciendo su rol propio y específico. Siempre he pensado que, en estos lances, la responsabilidad sobre el resultado final es la misma para ambas partes. Una cita a ciegas con riesgo al cincuenta por cien.

La sesión en la que obtuve la fotografía que aquí muestro fue una sesión frustrada en su inicio. Era un test experimental que no tenía otro objetivo que conseguir imágenes para nuestros respectivos ‘books’. Así es como lo habíamos planteado de mutuo acuerdo. Hacía un calor insoportable y aquel día el aire acondicionado no funcionaba, la luz del sol penetraba directamente en el estudio y opté por el mínimo esfuerzo, jugar con las cortinas para modularla. Por algún motivo no me sentía de lo más motivado, algo que ella debió notar desde el principio. Mal comienzo, porque ahí influye mucho el nivel de empatía, la buena química, ese ‘feeling’ tan esencial en un tipo de encuentro que necesita de intimidad comunicativa.


Sin embargo, se produjo un momento especial cuando ella, apoyada en la escalera y esperando a que yo decidiera qué hacer, si seguir o acabar con el suplicio, se incorporó ligeramente y arregló la posición del sombrero que llevaba. Una vez más, la casualidad y la improvisación se coaligaron y me llevaron a un primer y precipitado disparo. Aquel gesto de ella, quizá involuntario, me había activado como un resorte. A partir de este inicio, y sintiéndome más seguro, fuimos adentrándonos en el proceso, hasta que de nuevo la elegante sinuosidad de su movimiento la llevó a un punto en el que le pedí que se detuviera. Ahí estaba la imagen, tan sólo faltaba afinarla. Le indiqué que fuera repitiendo con pequeñas variaciones aquel gesto que momentos antes me había sacado de la desidia. Y así, como si estuviera ausente, pero controlando muy bien lo que hacía, fue modulando su figura según su criterio.

Esta última fase duró sólo unos minutos. Entonces, ante su asombro, dejé la cámara y di por acabada la sesión. Lo tenía, e intuía que podía ser especial. Al final había acabado haciendo muy pocos disparos, no llegué a consumir un segundo rollo de 36, algo inusual. Todo el malestar que me había estado dominando se transformó en ansias locas de revelar aquellos dos rollos, escanear la imagen obtenida para volcarla en el ordenador y ajustarla digitalmente con la precisión que merecía. Era una época ‘híbrida’, a caballo entre lo analógico y lo digital, una época en que, si bien utilizaba aún película que revelaba químicamente, el proceso final de trabajo de la imagen ya no lo hacía en el cuarto oscuro ante una ampliadora sino en la pantalla de un monitor.

Todo eso viene a cuenta del contenido de una entrevista hecha a un arquitecto suizo/alemán, ignoro su nombre, fue en un programa de televisión, en la que mencionó ’la elegancia de la diagonal’. Sus palabras fueron exponiendo con precisión algo que me era totalmente afín, pero de lo que nunca había sido consciente: la trascendencia plástica de la línea recta y su fuga hacia la diagonal. Aquel hombre emitía un carisma que se correspondía exactamente con la filosofía que intentaba transmitir. Transpiraba una manera de ver y de comunicar exquisita en el fondo y en la forma. El susurro antes que el grito, precisión en la elección de los elementos, economía en el lenguaje, seriedad e intención en el contenido.  

Siempre me ha gustado esta imagen, contiene una clara intención plástica y conceptual. Una estructura gráfica, casi arquitectónica, que se beneficia de la diagonal, el gesto adecuado y un toque retro que nos lleva a los 60 y a aquella Audrey Hepburn de alambre. Minimalismo. 

©Pedro Coll

 Sesión experimental en estudio, Palma, 2002. ©Pedro Coll

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